Buenas prácticas

Vamos a cerrar la miniguía sobre toma de decisiones con esta última entrada, en la que se recogen algunos consejos más (sin bien nunca olvidéis el sentido común).

  • Deja de lado tus sentimientos en la fase de generación de ideas… no te tiente dar más peso o relevancia a lo que más te gusta sino se alinea con las metas y objetivos previstos.
  • Antes de hacer una predicción de futuro » que pasará si…» cuestiona todos los supuestos con los que estás trabajando en la toma de decisión y vuelve a comprobarlos.
  • Nunca sacrifiques el futuro por el corto plazo salvo que haya otra opción.
  • Ten en cuenta que te enfrentarás a tres tipos de riesgo: 1/ que la decisión no sea correcta, 2/ El riesgo de que repercuta negativamente en sus propios resultados o en otras áreas de la empresa, 3/El riesgo de que repercuta negativamente a medio o a largo plazo.
  • Una decisión que no se implanta no tiene valor práctico para la organización. Una implantación mal ejecutada puede dar al traste con la decisión mejor tomada.

Profesionalmente me he visto más de una vez ante estas situaciones y no son fáciles. En algunos casos he desestimado proyectos por la poca capacidad de toma de decisión de mi interlocutor en el cliente, o por su falta de compromiso o incluso por su falta de responsabilidad. En ese caso valoré que el resultado final en ese contexto nunca podría ser bueno (aunque la implantación fuera correcta) porque a medio plazo el resultado del proyecto se degradaría y no quería ser identificado con ese resultado, ni de lejos.

Emilio Sanz, fecit.