Toma de decisiones

Durante la fase de planificación del proyecto se dedicaron algunas entradas a contenidos relativos a la gestión de problemas (uno y dos) que pueden complementar muy bien el contenido relativo a la toma de decisiones, si bien no se trata de lo mismo.

Recordamos el asunto sobre el que debemos llevar a cabo «una toma de decisión».

He sufrido con frecuencia en proyectos de consultoría esta misma situación y si bien ahora conozco cómo actuar, fue sobre todo en los primeros proyectos cuando esto supuso situaciones de riesgo que podían comprometer los objetivos establecidos. Una forma sencilla y ordenada de ayuda a la toma de decisión se basa en los siguientes pasos:

Establecer un objetivo: siempre debemos trabajar con un horizonte delimitado y  por lo tanto mi objetivo tomando el caso de referencia podría ser en los dos próximos días como máximo establecer los mecanismos adecuados para corregir la situación que afecta a la toma de datos.

Identificar alternativas: podría manejar dos escenarios de partida,

  • Primero, obtener en 48 horas un compromiso firme por parte de los responsables de configurar la agenda de entrevistas de que todos los usuarios objeto de toma de datos van a ser suficientemente informados sobre la naturaleza de su participación, van a confirmar su disponibilidad o cambio de fecha, cerrando la agenda de toma de datos. Si un usuario no respeta la agenda, se da por anulada su participación asumiendo la organización esta falta de información de cara a los trabajos en curso. Como gestor del proyecto informaré al coordinador de la organización de esta circunstancia por escrito en el momento en que se produzca.
  • Segundo, se trata de una opción más radical, que implicaría paralizar el proyecto si tras el intento de corregir los problemas detectados no se observa un compromiso suficiente y se entiende que se ponen en riesgo los objetivos del proyecto y la rentabilidad del mismo. En este contexto se deberá tener todo bien documentado, procediendo a la retirada y baja de recursos y medios asignados al proyecto.

Evaluar alternativas: seguramente haya más alternativas a las dos presentadas e incluso situaciones intermedias, pero como ejemplo hemos utilizado dos situaciones claramente diferenciadas. Antes de tomar la decisión, todas las personas implicadas en nuestro equipo de proyecto deben valorar los factores positivos y negativos en cada una de ellas, intentando reconducir la situación de acuerdo con la meta general del proyecto, si es posible. Esta evaluación es muy importante ya que la estimación de sus posibles consecuencias nos permite afrontar las mismas sobre una base de conocimiento no improvisado. Evitamos por lo tanto las decisiones impulsivas.

Seleccionar la mejor alternativa: a partir de todo lo anterior, se procede a seleccionar la que entendemos que es la mejor alternativa y procedemos a implantarla de acuerdo con la siguiente secuencia de actividades.

Implantar y controlar la decisión. Es casi un miniproyecto dentro del proyecto:

  • Desarrollar un plan: como siempre, plazos, secuencia de actividades, responsables, medios… y todo ello representado en un diagrama de Gantt.
  • Comunicar la decisión: para que todo el personal implicado conozca el cambio y las responsabilidades sobre el mismo.
  • Seguimiento de la ejecución: para controlar la adecuada implantación de acuerdo al plan establecido.
  • Controlar los progresos: para evitar los riesgos de desviación
  • Actuar sobre las desviaciones: en el caso de que se manifiesten para garantizar el objetivo planteado.

Muy importante y no olvidar: documenta todo en el Manual de Proyecto.

Este sencillo método y el empleo del sentido común son dos magníficas herramientas para la buena toma de decisiones.

Antes de concluir esta guía dedicaremos la siguiente entrada a recordar buenas prácticas en la toma de decisiones.

Emilio Sanz, fecit.