En esto creo que coincidimos casi todos: un especialista en gestión de información, del ámbito que sea, es un técnico con muchas horas de estudio y práctica a sus espaldas.

El gestor de información perfecto domina la materia sobre la que trabaja y se forma continuamente. Quien piense que consiguiendo un título, aprobando una oposición o firmando un contrato indefinido ha conseguido su madurez técnica, está engañándose y, además, es consciente de ello.

El gestor de información perfecto es un técnico en permanente formación. Su naturaleza intelectual inquieta le lleva a conocer y a experimentar nuevos modelos organizativos y tecnológicos, que incorpora a su organización para mejorar su catálogo de servicios.

Es un reciclador nato que sabe aprovechar las innovaciones y las adapta. Para conseguirlo, necesita tener un amplio bagaje técnico, ese que le permita entender bien las necesidades de información de su organización y de sus clientes, internos y externos.

Cuando el gestor de información perfecto se ve rodeado por una organización que no fomenta ese enriquecimiento técnico continuo, se crean las condiciones de un cambio. Más pronto que tarde, el gestor se incorporará a otro proyecto, pues forma parte de su naturaleza. Por lo tanto, el proceso de formación técnica del gestor de información perfecto no tiene fin. Más bien lo incorpora a su actividad profesional y le acompaña a lo largo de su carrera profesional y, en la mayoría de los casos, de su vida. Es una actitud.

Emilio Sanz, fecit.